"Ahora resulta que el rey estaba desnudo"

Maradona puede enterrar su mito
• Argentina ha dejado de creer en 'Dios' después de adorarle más allá de la razón
Maradona abandona el estadio Defensores del Chaco, acompañado por la policía, tras la derrota.
Por Abel Gilbert

Ahora resulta que el rey estaba desnudo. Que Dios era un simulador. Argentina puede quedarse fuera del Mundial de Suráfrica, y él, Diego Armando Maradona, a quien se le ha tolerado todo, hasta ser entrenador de la selección nacional, corre el riesgo de ser el sepulturero de su propio mito. «No tienen huevos para echarme», desafió igual tras la derrota ante Paraguay. Hay aquí algo asociado al pensamiento mágico al decir la palabra Maradona. Como si solo al nombrarlo, los deseos se hicieran realidad. En otros tiempos, cuando el seleccionado albiceleste jugaba mal, de las tribunas bajaba un grito unánime de desaprobación. No se perdía la oportunidad de recordarles tanto a los jugadores como al técnico la importancia del apellido: el parámetro con el que los argentinos miden su dicha futbolística. La creación de la Iglesia Maradoniana llevó al extremo el culto a una insensatez que excede a esa risueña feligresía.BAJO EL MANDO de Alfio Basile no se estaban haciendo bien las cosas el año pasado. Dicen que Maradona conjuró hasta lograr su cargo. No tenía experiencia de entrenador. No era un buen ejemplo moral. Pero era Maradona, y con eso, alguien especuló, acaso bastaba. En esa distancia entre realidad y anhelo radica parte de un presente problemático que trasciende el fútbol. Hace 18 años que Maradona dejó de ser aquel jugador único.Pero una parte de la sociedad, alimentada por el peor exitismo, lo quiere seguir viendo congelado en el tiempo, dejando a los ingleses por el camino. Esa necesidad imposible de vivir con un Maradona siempre joven, recordando una edad de oro y la promesa de «volver a ser», parece ser la explicación a la indulgencia para con sus actos. El negocio del espectáculo lo convirtió en una suerte de Lázaro: Diego, levántate y anda (ante las cámaras). En su ciclo televisivo, llamado La noche del Diez, designó como heredero a Lionel Messi. Pero, ¿qué se transfería en ese ritual? ¿La vieja inspiración? ¿La falsa rebeldía? ¿La pretensión de impunidad? ¿El narcisismo exponencial? ¿Estaba bien que Messi fuera el futuro Maradona y no Messi? Al principio se dijo que el Maradona entrenador haría valer positivamente el peso de su leyenda sobre un grupo de jugadores atribulados. Los motivó con carteles y con consignas. Estableció luego jerarquías (Javier Mascherano por encima de Leo). Celebró misas y hasta llegó a llevar a Paraguay a un brujo para que enderezara el rumbo. En la cancha se ha visto cualquier cosa menos un equipo y los jugadores ya lo cuestionan.Hace casi 11 años, el siete de septiembre de 1998, Marcelo Bielsa asumía el cargo de de seleccionador argentino. «No me gusta», dijo entonces Maradona, que todavía no había abandonado formalmente su carrera de jugador. Para el Diez la eficaz actuación del Velez Sarsfield de Bielsa había sido, en ese sentido, engañosa, a pesar de haberse quedado con el título. «Si los dirigiera Andrea Bocelli (el cantante ciego), igual salían campeones». Y, también, hace un poco más de 40 años, un 31 de agosto de 1969, Argentina quedaba eliminada del Mundial de México-70 al empatar en Buenos Aires ante Perú 2-2. Fue un golpe durísimo al orgullo y a la arraigada creencia de «ser los mejores».¿Qué ocurre ahora? Bielsa irá a Suráfrica con Chile, donde hasta los empresarios quieren escuchar sus opiniones sobre liderazgo. Y Argentina está cerca de retroceder 40 años, a los tiempos en los que se quería tapar el sol con un dedo. De la mano de Dios.UN EMPRESARIO deportivo pensó que juntar a Maradona con Messi sería tan buen negocio como crear a los nuevos Beatles. La tarde del pasado miércoles, cuatro días después de caer ridículamente ante Brasil y horas antes de la cuarta derrota argentina, unos falsos Beatles se presentaron en Buenos Aires para celebrar el relanzamiento de la discografía de los verdaderos fab four. Horas más tarde, llegaba la caída ante Paraguay. En la capital argentina, Jorge Rial, un conocido presentador de televisión, acaba de acusar a ese mismo Dios de «fracasado» y «mufa» (ser portador de mala suerte). Argentina ha dejado de creer en Dios. Pero Maradona confía en que volverá a ser adorado y que acabarán teniendo que pedirle perdón por la blasfemia.

El Periódico de Catalunya

2 comentarios:

  1. Anónimo4:32 p.m.

    Así como el General dijo: "para un peronista nada mejor que un peronista", para un argentino, nada mejor que un argentino. No se le puede pedir a un periodista de Catalunya que nos entendia, somos diferentes. Y el Diego nuestro ADN.
    Los contras son los que no soportan ver la realidad. El Diego es nuestro Homero, mal que les pese. Portador de nuestras contradicciones, virtudes y defectos.
    Flavio

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  2. Gracias Flavio!
    como escribió:
    "Campbell: Son historias sobre la sabiduría de la vida, y lo son de verdad. Lo que aprendemos en nuestras escuelas no es la sabiduría de la vida. Aprendemos tecnologías, recibimos información. Entre el profesorado existe hoy una inquietante negativa a enseñar a los alumnos los valores de la vida relacionados con las asignaturas. En nuestras ciencias de hoy (y esto incluye a la antropología, la lingüística, el estudio de las religiones, etc.) hay una tendencia a la especialización. Y cuando ves todo lo que tiene que saber un especialista para ser un buen especialista, puedes entender esta tendencia. Para estudiar budismo, por ejemplo, tienes que acceder no sólo a todas las lenguas europeas en las que se ha expuesto la materia oriental, particularmente francés, alemán, inglés e italiano, sino también sánscrito, chino, japonés, tibetano y varias más. Solamente eso ya es una tarea tremenda. Un especialista así no puede empezar a interrogarse además sobre las diferencias entre el iroqués y el algonquino.
    La especialización tiende a limitar el campo de problemas de los que se ocupa el especialista. Sin embargo, la persona que no es un especialista, sino un generalista como yo, se ocupa de una cosa que ha aprendido de un especialista, de otra cosa que ha aprendido de otro especialista, y ninguno de los dos ha considerado el problema de por qué esto ocurre aquí y también allí. Así es como el generalista (y entre académicos éste es un término peyorativo) pasa a un espectro de problemas distintos que son más humanos, podría decirse que específicamente culturales.

    Moyers: Y después viene el periodista que tiene licencia para explicar cosas que no entiende.

    Campbell: No es sólo una licencia sino una carga; el periodista tiene la obligación de educarse a sí mismo en público. Recuerdo haber asistido a las clases de Heinrich Zimmer cuando era joven. Él fue el primero, que yo sepa, que habló de los mitos como vehículos de mensajes válidos para la vida, no sólo como asuntos interesantes para estudiosos. Y eso me confirmó un presentimiento que yo tenía desde mi infancia"
    «El poder del mito»

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