"La deuda social es enorme"

El equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia reclamó un acuerdo social y político que permita favorecer la integración de las villas a la Ciudad, al advertir que "es enorme" la deuda social con los habitantes de estos asentamientos urbanos de Buenos Aires.

Los curas "villeros", como se los conoce, también exigieron a los gobiernos nacional y porteño de dejen atrás "las diferencias políticas" para que mediante el diálogo y el consenso busquen "acciones comunes" sobre temas que hacen "a la promoción y al cuidado de los más pobres que viven en las villas".

Los sacerdotes de la arquidiócesis de Buenos Aires hicieron estas observaciones en el documento "Bicentenario e integración urbana" que presentaron hoy en la parroquia Cristo Rey, emplazada en la Villa 31 de Retiro, previo a la misa en memoria del padre Carlos Mugica, con motivo del trigésimo sexto aniversario de su muerte.

En el texto leído por los sacerdotes José María Di Paola, Guillermo Torre y Gustavo Carrara, entre otros, los curas "villeros" presentaron su visión sobre el Bicentenario, celebración a la que consideraron "una oportunidad" para integrar las villas a la Ciudad de Buenos Aires.

Tras explicar que se trata de "una propuesta concreta" para que los habitantes de las villas alcancen "una mayor justicia social", demandaron "escuchar" a los vecinos de estos barrios antes de trazar "políticas de Estado", más allá de quien gobierno.

Los "curas villeros" advirtieron que no son los gobiernos sino los vecinos de estos barrios "los verdaderos urbanizadores de la villa".

En este sentido, destacaron que "en muchos casos fueron los mismos villeros los que hicieron habitables algunos sectores de la ciudad ganando espacio a un basural, o rellenando una laguna".

Los sacerdotes insistieron en demandar al gobierno porteño que "escuche" y tenga "una mirada del conjunto de las aspiraciones" de los habitantes de estos barrios porque, aseguraron, les permitirá descubrir que "primero desean una escuela cerca, o una guardería para que las mamás puedan salir a trabajar y sólo luego cambiarle el nombre a las calles".

"La celebración del Bicentenario en nuestra Ciudad es una ocasión para reconocer al pueblo que habita la villa como un interlocutor al que hay que primeramente escuchar para entrar en un diálogo fecundo. Por eso se trata de una escucha sincera y eficaz que lleve soluciones reales, que ayuden a recuperar la confianza del vecino común de la villa en los funcionarios públicos y en la justicia", subrayaron.

Los religiosos reivindicaron además el derecho a la vivienda de los habitantes de estos barrios, al advertir que sufren a diario "la marginación" de quienes "sólo privilegian el potencial lucrativo de la tierra" o de aquellos que "privan de todo valor a la cultura popular que allí se vive por identificarla a algunos de los antivalores que se dan en ella".

"Los habitantes de la villa, cada uno con su rostro, su raíz y su esperanza, merecen ser respetados e integrados al todo de la Ciudad", aseveraron.

El Equipo de Sacerdotes de las Villas de Emergencia renovó además su compromiso con "el programa de Jesús, ese camino que va desde los pobres a todos, como el más válido a la hora de traza políticas de Estado, a la hora de legislar y a la hora de juzgar".

Este grupo es el mismo que en 2009 alertó que la droga está despenalizada "de hecho" en las villas y uno de los cuales, el padre José María "Pepe" Di Paola, fue amenazado de muerte por narcotraficantes.

Se trata de sacerdotes que no conocen la realidad de las villas de emergencia a través de punteros políticos o la televisión, -como dijeron en el documento- sino que trabajan pastoralmente y viven en estos barrios de "indudable condición social pobre".


El documento se presentó en la Villa 31, la misma a la que concurrió el martes la presidenta Cristina Fernández para inaugurar un Centro de Acceso a la Justicia.

Allí la jefa de Estado destacó la militancia política y social del padre Mugica con crítica a la Iglesia y los medios. "No se lucha contra la pobreza únicamente orando o leyendo el Evangelio", sentenció.

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