Un carnaval de hipocresía


Néstor y lo que viene Por Mempo Giardinelli

"Escribo esto en caliente, en la misma mañana de la muerte anunciada de Néstor Kirchner, y ojalá me equivoque. Pero siento dolor y miedo, y necesito expresarlo.

Pienso que estos días van a ser feísimos, con un carnaval de hipocresía en el Congreso, ya van a ver. Los muertos políticos van a estar ahí con sus jetas impertérritas. Los resucitados de gobiernos anteriores. Los lameculos profesionales que ahora se dicen "disidentes". Los frívolos y los garcas que a diario dibujan Rudi y Dany. Todos ellos y ellas. Caras de plástico, de hierro fundido, de caca endurecida. Aplaudidos secretamente por los que ya están emitiendo mailes de alegría feroz.

Los veremos en la tele, los veo ya en este mediodía soleado que aquí en el Chaco, al menos, resplandece como para una mejor causa.

Nunca fui kirchnerista. Nunca vi a Néstor en persona, jamás estuve en un mismo lugar con él. Ni siquiera lo voté en 2003. Y se lo dije la única vez que me llamó por teléfono para pedirme que aceptara ser embajador argentino en Cuba.

Siempre dije y escribí que no me gustaba su estilo medio cachafaz, esa informalidad provocadora que lo caracterizaba. Su manera tan peronista de hacer política juntando agua clara y aceite usado y viscoso.

Pero lo fui respetando a medida que, con un poder que no tenía, tomaba velozmente medidas que la Argentina necesitaba y casi todos veníamos pidiendo a gritos. Y que enumero ahora, porque en el futuro inmediato me parece que tendremos que subrayar estos recuentos para marcar diferencias.

Fue él, o su gobierno, y ahora el de Cristina:

—El que cambió la política pública de Derechos Humanos en la Argentina. Nada menos. Ahora algunos dicen que estar "hartos" del asunto, como otros criticaron siempre que era una política más declarativa que otra cosa. Pero Néstor lo hizo: lo empezó y fue consecuente. Y así se ganó el respeto de millones.

—El que cambió la Corte Suprema de Justicia, y no importa si después la Corte no ha sabido cambiar a la justicia argentina.

—El que abrió los archivos de los servicios secretos y con ello reorientó el juicio por los atentados sufridos por la comunidad judía en los '90.

—El que recuperó el control público del Correo, de Aguas, de Aerolíneas.

—El que impulsó y logró la nulidad de las leyes que impedían conocer la verdad y castigar a los culpables del genocidio.

—El que cambió nuestra política exterior terminando con las claudicantes relaciones carnales y otras payasadas.

—El que dispuso una consecuente y progresista política educativa como no tuvimos por décadas, y el que cambió la infame Ley Federal de Educación menemista por la actual, que es democrática e inclusiva.

—El que empezó a cambiar la política hacia los maestros y los jubilados, que por muchos años fueron los dos sectores salarialmente más atrasados del país.

—El que cambió radicalmente la política de Defensa, de manera que ahora este país empieza a tener unas Fuerzas Armadas diferentes, democráticas y sometidas al poder político por primera vez en su historia.

—El que inició una gestión plural en la Cultura, que ahora abarca todo el país y no sólo la Ciudad de Buenos Aires.

—El que comenzó la primera reforma fiscal en décadas, a la que todavía le falta mucho pero hoy permite recaudaciones récord.

—El que renegoció la deuda externa y terminó con la estúpida dictadura del FMI. Y por primera vez maneja el Banco Central con una política nacional y con record de divisas.

—El que liquidó el infame negocio de las AFJP y recuperó para el Estado la previsión social.

—El que con la nueva Ley de Medios empezó a limitar el poder absoluto de la dictadura periodística privada que todavía distorsiona la cabeza de millones de compatriotas.

—El que impulsó la Ley de matrimonio igualitario y mantiene una política antidiscriminatoria como jamás tuvimos.

—El que viene gestionando un crecimiento económico de los más altos del mundo, con recuperación industrial evidente, estabilidad de casi una década y disminución del desempleo. Y va por más, porque se acerca la nueva legislación de entidades bancarias, que terminará un día de estos con las herencias de Martínez de Hoz y de Cavallo.

Néstor lo hizo. Junto a Cristina, que lo sigue haciendo. Con innumerables errores, desde ya. Con metidas de pata, corruptelas y turbiedades varias y algunas muy irritantes, funcionarios impresentables, cierta belicosidad inútil y lo que se quiera reprocharles, todo eso que a muchos como yo nos dificulta declararnos kirchneristas, o nos lo impide.

Pero sólo los miserables olvidan que la corrupción en la Argentina es connatural desde que la reinventaron los mil veces malditos dictadores

De manera que sin justificarle ni un centavo mal habido a nadie, en esta hora hay que recordarle a la nación toda que nadie, pero nadie, y ningún presidente desde por lo menos Juan Perón entre el 46 y el 55, produjo tantos y tan profundos cambios positivos en y para la vida nacional.

A ver si alguien puede decir lo contrario.

De manera que menudos méritos los de este flaco bizco, desfachatado, contradictorio y de caminar ladeado, como el de los pingüinos.

Sí, escribo esto adolorido y con miedo, en esta jodida mañana de sol, y desolado también, como millones de argentinos, un poco por este hombre que Estela de Carlotto acaba de definir como "indispensable" y otro poco por nosotros, por nuestro amado y pobrecito país.

Y redoblo mi ruego de que Cristina se cuide, y la cuidemos. Se nos viene encima un año tremendo, con las jaurías sedientas y capaces de cualquier cosa por recuperar el miserable poder que tuvieron y perdieron gracias a quienes ellos llamaron despreciativamente "Los K" y nosotros, los argentinos de a pie, los ciudadanos y ciudadanas que no comemos masitas envenenadas por la prensa y la tele del sistema mediático privado, probablemente y en adelante los recordaremos como "Néstor y Cristina, los que cambiaron la Argentina".

Descanse en paz, Néstor Kirchner, con todos sus errores, defectos y miserias si las tuvo, pero sobre todo con sus enormes aciertos. Y aguante Cristina. Que no está sola.

Y los demás, nosotros, a apechugar. ¿O acaso hemos hecho otra cosa en nuestras vidas y en este país? "





El triunfo cultural de Kirchner por Jorge Fontevecchia

"....Es que el sentimiento “gorila” de odio anti K tiene grandes posibilidades de desvanecerse con su muerte porque Néstor Kirchner podría llevarse a la tumba todo el sentimiento –irracional– de venganza que sobre él se acumuló. En una especie de simbólica Ley del Talión, aquella del ojo por ojo, que hacía a algunos soñar con una derrota electoral de Kirchner sólo para permitir “que se pudra en la cárcel”: ¿qué más castigo divino que el perder la vida?

Está claro que con Néstor Kirchner no murió simbólicamente un ex presidente o un candidato, sino alguien a quien la población percibe como el presidente real. Cristina es la gran incógnita. Puede desarrollar resiliencia, asumir como presidenta plena y transformarse en candidata de su espacio político con mayores posibilidades de triunfo en las próximas elecciones que las que tenía su ex marido. O puede comenzar un proceso emocional que aterrice en el traspaso de poder en diciembre del año próximo con más o menos turbulencias dependiendo si se inclina al desapego de un duelo melancólico o al un nerviosismo de un proceso maniático.

La muerte produce enormes efectos psicológicos en los vivos. Alfonsín y el radicalismo en su conjunto pueden dar reciente testimonio de ello. Pero no es lo mismo en alguien que murió alejado del poder como Alfonsín que en plena actividad como Kirchner. Y aún en el ejercicio del poder, tampoco es lo mismo la muerte de alguien que se encuentra en los últimos años de su vida como Perón que la de una persona en su plenitud como Kirchner.

Es impredecible. Lo cierto es que cambió todo. Probablemente no en la dirección que imaginan los operadores internacionales de bolsa que hicieron subir hoy las acciones de Clarín y los bonos de deuda argentina.

La Argentina precisa que las tres grandes batallas de Kirchner contra el status quo en las que triunfó a nivel del discurso, se terminen llevando a la práctica. Que se acabe condenando a todos los ex represores, que se reduzca la exclusión junto a la mejora de la redistribución de la renta y se concrete la desconcentración de medios de comunicación. Ese será el último servicio de Néstor Kirchner a su país aunque fuera post morten.

Por fin, que estos tres pilares que impulsó Kirchner se transformen en políticas de Estado.

El mejor escenario para la Argentina será que el presidente del 2011-2015 pueda exhibir junto a un discurso menos altisonante logros contundentes en la reducción de la pobreza y la integración social. Algo similar a Lula en Brasil quien fue un moderado al nivel de lo discursivo pero un verdadero socialista en la reducción de la pobreza, que es lo sustantivo."



No hay comentarios.:

Publicar un comentario