El mundo islámico celebra el Hajj



El Hajj, o peregrinaje a La Meca, es uno de los 5 pilares del Islam. Fue hecho obligatorio para todos los musulmanes en el noveno año del Hijra, cuando Mahoma mandó a 300 musulmanes a La Meca a preparar el pregrinaje que el había estado haciendo durante 9 años a la ciudad de Medina.

Al siguiente año, él mismo cumplió con el Hajj demostrando cómo debían ser los ritos a realizar durante la festividad religiosa. Al año siguiente el Profeta murió, por lo que a este se le llamó Hajjatul Wida’, o el Hajj del Adiós.

Se trata de un acto de adoración, al igual que el Salat (cinco días de oración) y en Swam (ayuno durante el mes del Ramadán). Musulmanes de todo el mundo se reúnen el último mes del calendario musulmán para presentar su respeto a Allah. Es una adoración especial que dura varios días que lleva a las distintas razas, nacionalidades y tendencias a un lugar: el Ka’ba, el lugar más sagrado del Islam al cual miran todos los musulmanes durante sus oraciones.

La institución de este ritual no se trata únicamente de reunir a los musulmanes para el beneplácito de su Dios, para que agradezcan sus bendiciones y humildemente pidan por la atenuación de sus dificultades. Además, el peregrinaje es una oportunidad cultural estratégica para manetener la unidad, uniformidad y colaboración entre las comunidades musulmanas de todo el mundo, ya que durante este mes se crean estrechos lazos entre las personas que se conocen. Es importante para la mantención de la Iglesia en el mundo.

El Hajj es obligatorio una vez en la vida para todo musulmán adulto que se encuentre sano y lo pueda costear. Durante los tres meses previos, Shawwal, Ze-Qa’d y Dul-Hajj, el peregrinante debe prepararse moralmente y físicamente: El migrante debe estar en un estado de “Ihram“, permanecer en el campo de Arafat durante el noveno día de Dul-Hajj.

Antes de comenzar el viaje un musulmán debe asegurarse de que su familia queda a buen recaudo durante su ausencia. Debe pagar sus deudas y pedir perdón a quien haya causado pesar. Debe haber observado estrictamente el Salat y el Swam. Debe demostrar un caracter humilde y modesto, no debe utilizar dinero obtenido de manera ilegal o inmoral para realizar su peregrinaje. La filosofía detrás de estas exigencias es que se debe partir al Hajj de la misma manera que se quisiera partir de este mundo, con una conciencia limpia.

Las mujeres no pueden realizar el Hajj sin la compañía de un Mahram (padre, esposo, hijo o hermano musulmán adulto).

Al llegar a un Miquat (alguno de los sitios en La Meca destinados para hacer el voto de peregrinaje) el hombre migrante debe realizar la ablución, ponerse perfume y vestir dos piezas de ropa blanca limpias y sin costuras. La mujer puede realizar los ritos en sus propias ropas. Las mujeres no deben cubrirse la cara, a menos que se topen de frente con un hombre extraño, en cuyo caso debe esconder su rostro.

Durante el Hajj existe una prohibición de decir malas palabras, tener conductas sexuales, entrar en peleas y realizar actos de guerra. Al llegar a la Meca se debe ir directo a Ka’ba. Según la creencia musulmana, la primera vez que se observa el Ka’ba, cualquier oración que se haga en ese momento será concedida. Después de besar la roca negra a los pies del Ka’ba en posición de postración, el creyente debe dar siete vueltas alrededos de la estructura.



via: The Boston Globe

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