Violar o no violar


"Los efectos de la violación a un tratado bilateral, evidentemente no alcanzaron para ordenar el cese de las actividades y Botnia seguirá funcionando. Este es el punto neurálgico de un conflicto que no ha terminado, aún cuando el fallo del mayor Tribunal del planeta, sea inapelable. En él nada se dijo sobre el corte de ruta y le dejó a un pueblo con tradición asambleísta, su principal herramienta.

Era previsible. El Norte no traiciona al Norte ni tampoco es desleal a su estrategia de transferir al Sur sus industrias sucias. Esa sensación de la existencia de una ingeniería internacional funcional a las grandes potencias del mundo, y a la ausencia de una legislación más rigurosa que genera un vacío por el que se filtran esos intereses, están muy internalizadas en “los libres del Sur”.

Resultará difícil para los especialistas hacer comprender a los asambleístas y a miles de personas, que sobre una violación se puede convalidar un emprendimiento que por sus características supone un serio riesgo para la calidad de vida.

Los entrerrianos, y de manera particular los habitantes de Gualeguaychú, se sienten traicionados. Y de la peor forma, porque aquí no cabe aquello de que “el que avisa no traiciona”. El gobierno Uruguayo no avisó a la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) tal como lo ordena el Estatuto del Río Uruguay y no solo dispuso de manera unilateral la instalación de la industria, sino que además permitió su construcción y su funcionamiento, sin advertir o sin importarle que con esa acción se ensuciaba una armoniosa relación histórica entre ambos países.

Mas desapasionados, buscando al menos un precario equilibrio, hay que decir sin embargo que Gualeguaychú no ha sido derrotado. Es más: Se puede concluir en que la larga lucha ha tenido sentido porque a partir de ella pueden naufragar, por el mismo río que se pretendía contaminar, todos los intentos de radicación de industrias similares y el pueblo de Gualeguaychú podrá sostener con orgullo que esa herramienta fue modelada a orillas de Arroyo Verde que el mundo conocerá ahora como un mojón de resistencia contra las formas modernas de dominación y sometimiento. "

Via:analisisdigital

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